martes, 31 de mayo de 2011

Entre Irse y Quedarse

Entre Irse y Quedarse
Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.

Criticando a Gabriel García Marquez

Crítica de Nicolás Suescun - Poeta Colombiano

Desde la primera línea de su novela maestra, Gabriel García Márquez atrapa al lector en una dimensión distinta a la de sus libros anteriores.  “El Coronel destapó el tarro de café y comprobó que no había más de una cucharadita,” comienza El coronel no tiene quien le escriba.  “Por primera vez he visto un cadáver,” empieza su relato el narrador de La hojarasca.  Pero los pergaminos de Melquíades se inician con esta frase: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”
Aquí ya no es realista, no trata de retratar o de analizar psicológicamente.  No se concentra en un punto específico del tiempo, el de un personaje observado en su diario vivir, ni se cuela en la memoria de uno que recuerda.  Impersonal, la frase se refiere a un pasado remoto y a un futuro ambiguo que tendrá y no tendrá lugar.  El coronel Aureliano sí tendrá que pararse de espaldas “ante seis maricas armados y sin poder hacer nada,” pero su hermano José Arcadio lo salvará de la muerte.
Estamos en el principio de una intrincada metáfora que en los múltiples matices de su interpretación, en la inagotable riqueza de sus sugerencias y por la realidad de su fantasía no es otra cosa que la crónica entera, exacta y verídica, de una estirpe mestizada y de un pueblo – una región, un país – tropical.
Aparecen en ella, según el orden cronológico de su nacimiento, los Buendía, llamados todos los hombres José Arcadio o Aureliano, para desesperación e irritación de los lectores perezosos; e su mujeres, Ursula, Amaranta, Remedios, Rebeca, Remedios, la bella, Pilar Ternera, Santa Sofía de la Piedad, Fernanda del Carpio, Renata, Meme, Amaranta Ursula.  Toda una familia.  En la sangre “de locos”, como diría Ursula de sus hombres, están el conquistador, el científico, el guerrero y el poeta, el aventurero, el desmedido y el vicioso, una inagotable galería de caracteres en la que en cierto modo está contenida la humanidad entera, no por tratarse de una familia de superhombres sino porque es una estirpe vista en su totalidad, desde su principio hasta su fin, un microcosmos que , así como una célula reproduce el universo en su estructura, es el reflejo exacto de una realidad social mucho más amplia.  La ambigüedad de los nombres masculinos es sólo una de las múltiples formas, y de las más superficiales, como García Márquez universaliza su mensaje y nos transporta, como Melquíades, de una realidad cotidiana a otra, más vasta y profunda.
Macondo, ese nombre que tuvo una resonancia sobrenatural en el sueño de José Arcadio, su fundador, es una aldea de veinte casas de barro bañada por un río de piedras blancas y enormes como huevos prehistóricos, donde nadie ha muerto y donde nadie tiene más de treinta años.  “El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y había que señalarlas con el dedo.”  Es pues el paraíso, el principio del mundo.  Pero no literalmente, porque también estamos en los comienzos de Aracataca, el pueblo de la zona bananera donde nació García Márquez.
La historia ya ha tenido lugar.  La conquista española es esa armadura oxidada “cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras”.  Pero la fundación del pueblo y de una estirpe nos llevan al principio de las cosas, a una época de primitiva inocencia, de eterna y calurosa siesta del trópico donde el conocimiento del mundo exterior llega en las manos de gorrión de Melquíades, un gitano prestidigitador verbal que después de muchos años será el primer muerto de macondo, marcada desde entonces con un puntito negro en “el abigarrado mapa de la muerte”.
Estamos en un punto fuera de la historia pero metidos en su torbellino, porque a medida que la deslumbrante crónica se desarrolla nos vamos alejando de esa Arcadía tropical donde reinan la imaginación y el mito para vivir el presente de ruina y depredación de Aracataca, devastada por la explotación de la compañía bananera.  La peste del olvido, nos damos cuenta, como de tantos otros reflejos multiplicados en el libro, pasa del nivel alegórico de la metáfora a su nivel histórico.  El pueblo olvida la matanza, del mismo modo como el país entero olvida su pasado.
Macondo es palabra que evoca un reino en las profundidades del inconciente, el reino de la memoria, no sólo de la memoria de un hombre sino de la memoria colectiva de una región que el escritor, genial periodista de la imaginación, logra encerrar con nombres y hechos en tres y medio centenar de páginas.  Esta saga de la costa Atlántica colombiana es una gigantesca recopilación de cuentos, leyendas, chistes, dichos y hechos históricos y antropológicos que García Márquez oyó y leyó desde niño, que conservó en su memoria privilegiada y que ordenó con el oficio en que es maestro y que aprendió desde su juventud: el periodismo.
Su gran acto creador es darle a todo este material, a todo ese pasado conservado en su mayor parte en la tradición oral, un marco novelístico que implico un atrevido salto, un abandono del punto de vista naturalista y una vuelta aplazado literario, cuando la novela era narración pura y su fin no era cambiar el mundo sino entretener al lector.  Y esto, que hubiera podido parecer un paso hacia atrás, era una atrevida solución que precolonizo un nuevo cambio en la literatura mundial, una vez más en busca de sus fuentes.
Tanto el estudio de las influencias como la identificación de los personajes, la revelación de las innumerables alusiones privadas, la búsqueda de las 42 contradicciones o de los seis errores graves (datos del autor) serán pasto para los críticos por más de cien años de soledad.  Porque sitien algunos datos de sus biografías corresponden, uno se podría pasar la vida tratando de probar que el coronel Aureliano Buendía, poeta y guerrero, que murió en Macondo haciendo pescaditos de oro y con la frente contra el tronco de castaño, es el mismo prosaico general Rafael Uribe Uribe que murió en Bogotá de cuarenta y tantos hachazos, en un oscuro crimen probablemente fraguado por el gobierno conservador.  Así con todos los mitológicos Buendía, híbridos de imaginación y realidad que no mueren de enfermedad como el resto de los mortales, sino de soledad

Paris, Je T´aime

Esta critica sobre esta pelicula fue encontrada en otro blog literario dedicado especificamente  a la cinematografía
PARIS TE AMO (París, Je T'aime)

Piensen ustedes en una película con dos dueños de la idea: Tristan Carné y Emmanuel Benbihy, dirigidas por 20 directores, varios productores y un contenido compuesto de 18 corto metrajes de 5 minutos cada uno, junto a la actuación de un electo internacional. Actores valiosos, algunos rescatados del olvido: Catalina Sandini, Natalie Portman, Franny Ardan, Elijah Word, Nick Nolte, Gena Rowlands, Barbet Schroeder, Ben Gazzara, Willem Dafoe, Juliette Binoche, Steve Buscemi, entre otros y hasta aparece en forma fugaz el genial Gerard Dapardieu. Todos actuando en un inmenso plató, la mismísima ciudad luz, con el amor -de eso los franceses saben mucho- como hilo conductor y conteniendo a los actores y las dispares historias simples y cotidianas que se narran.
Es posible pensar a priori, que la película debe ser un caos. Sin embargo, a pesar de esta compleja multiplicidad, se la puede contemplar y hasta encontrar algunas perlitas entre las historias de amor narradas.

Precisamente éste es un tema inicial, como verla; ¿Cómo organizar nuestra percepción? Desde una visión totalizadora; una película que narra la gran historia del amor en sus diferentes formas, como unión, como lucha o separación, amor del cuerpo, del alma, una visión de ambos, en una sucesión de pequeños cuentos cinematográficos que transcurren dentro de cada escenario específico de la ciudad. La otra; Fijar mira y entendimiento en cada drama en particular. Más allá de las consabidas postales parisinas que sostienen cada historia y fascinan a los turistas concentrándose en cada una de las historias junto a gentes de distintas religiones, razas, nacionalidades, que habitan la ciudad.

Yo opté por ésta última y al salir del cine me quedaron flotando en la mente las historias y la música de Pierre Adenot, Chistophe Monthieux y Marie Sabbah, acompañando las narraciones. Destacable, el tema: “La même historie” de Leslie Feist. Hay que aclarar que no es fácil memorizar las 18 historias con claridad, aunque siempre algunas se destacan. El nivel de todas es parejo, pero prefiero traer al presente tres que me conmovieron:

Va la primera, bajo el cartel de la estación de subte Tuileries, un americano silencioso lee la guía de París y diferentes recomendaciones, una: “Nunca se debe mirar fijamente a los ojos en el metro de París” Haciendo caso omiso al consejo por un instante mira a una joven desprejuiciada, que besa apasionadamente a su pareja, ambos sentados en el andén de enfrente. El amante lo advierte y comienza una situación increíble pero posible, conmoviendo profundamente al turista desconcertado, imposible de comunicarse, frente a la furia que se desata.

Otra: En la Plaza de Fêtes se produce un encuentro entre un hombre jóven, inmigrante y, una doctora de la misma condición, que corre a socorrerlo. Él se da cuenta rápidamente, en medio de su dolor, que ya la ha visto en otro lugar y aparecen estos recuerdos. La doctora se muestra conmovida frente a la situación y el recuerdo en común, que de pronto aparece. Un corto, otra iluminación del amor, bien filmado.

La tercera es increíble y pareciera fuera de lugar dentro del contexto de la película, pero esta tan bien filmado, el uso de claros oscuros y una cámara ágil y truculenta, muestra en el Quartier de la Madeleine, en una noche lluviosa a una mujer joven, vampiro, sirviéndose de una presa humana. El joven que la observa escondido detrás de una moto se siente fascinado por la escena, la mujer vampiro lo advierte y escenas fantásticas y conmovedoras se suceden. Y aunque parezca increíble el amor esta también presente, el amor por el cuerpo del otro.

Las otras 15 historias que contemplan el eterno ideal del amor anhelado y el transcurrido, en sus diferentes facetas, se las dejo para que las develen ustedes.

CRITICANDO

Critica de Reforma hacia Nueva York, Te Amo

En definitiva a cineastas como Woody Allen, Martin Scorsese, Spike Lee y Abel Ferrara, se les debe la incorporación de Nueva York como personaje del imaginario fílmico más allá del simple telón de fondo. No obstante, la trascendencia visual de la ciudad va más allá de aquellos nombres de prestigio, para trastocarse en un ente vivo que respira a través de un ecléctico grupo de personajes en el filme colectivo Nueva York, te amo (Francia-Estados Unidos, 2009). La cinta es producida por Emmanuel Benbihy, quien continúa con su proyecto titulado 'Ciudades del amor', iniciado con París, te amo (2006). A diferencia de aquella, se ha optado por reducir el número de episodios y realizadores y se ha permitido el paso de personajes de un capítulo a otro para mantener una cierta unidad a través de las casi imperceptibles transiciones a cargo de Randall Balsmeyer, especialista en el diseño de títulos de cintas como Los límites del control, o La hora 25. Aquí, once cineastas de todo el mundo, varios de ellos ligados al cine de arte e independiente, como Faith Akin, Mira Nair, Jiang Wen, Joshua Marston, dedican 8 minutos a cada viñeta que tiene como escenario algún punto reconocible en la geografía de una ciudad extrema como Nueva York. Chinatown, Central Park, Manhattan, Coney Island, Brooklyn. Sus calles, puentes, monumentos y edificios como el Empire Estate Building o la Estatua de la Libertad, sus estaciones del Metro y sus taxis. Los escenarios de la Gran Manzana con sus escalinatas, bares y viejos edificios, su ambiente cosmopolita y seductor, se trastocan en ejemplos de ingeniosos gags, como aquel duelo entre hábiles carteristas (Hayden Christensen y Andy García) o el episodio del farmacéutico (James Caan), su hija paralítica (Olivia Thirlby) y el jovencito obligado a llevarla a su baile de graduación (Antón Yelchin). Y algunos en pequeñas y sensibles joyas como el episodio de la pareja de frágiles ancianos (Eli Wallach y Cloris Leachman, magníficos) y su peregrinar a un Coney Island tomado por adolescentes, o aquel de la cantante de ópera y su encuentro y remembranza fantástica con el botones ruso de un hotel (Julie Christie, Shia LaBeouf y John Hurt), en un filme atractivo aunque disparejo, en el que se resiente la presencia del Bronx o Harlem.
Por Rafael Aviña

YO Y SOBRE MI - GABRIEL GARCIA MARQUEZ

En primera persona Un hombre ha muerto de muerte natural
Por Gabriel García Márquez

En enero de 1983, sólo un mes después de haber recibido en Estocolmo el Premio Nobel, Gabriel García Márquez escribió una remembranza de su primera llegada a Ciudad de México, el 2 de julio de 1961. Allí, entre otras cosas, decía:
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La fecha no se me olvidará nunca, aunque no estuviera en un sello de un pasaporte inservible, porque al día siguiente muy temprano un amigo me despertó por teléfono y me dijo que Hemingway había muerto. En efecto, se había desbaratado la cabeza con un tiro de fusil en el paladar, y esa barbaridad se quedó para siempre en mi memoria como el principio de una nueva época...
"Llegamos a la ciudad de México un atardecer malva, con los últimos veinte dólares y sin nada en el porvenir. Sólo teníamos aquí cuatro amigos. Uno era el poeta Alvaro Mutis, que ya había pasado las verdes en México, pero que todavía no había encontrado las maduras (...). El cuarto era el escritor Juan García Ponce, a quien había conocido en Colombia como jurado de un concurso de pintura. Fue él quien me llamó por teléfono tan pronto supo de mi llegada, y me gritó con su verba florida: "El cabrón de Hemingway se partió la madre de un escopetazo". Ése fue el momento exacto -y no las seis de la tarde del día anterior- en que llegué de veras a la Ciudad de México".
De inmediato, García Márquez escribió una nota sobre la muerte, la vida y la obra de Hemingway, la cual apareció una semana más tarde en una revista mexicana. Allí planteaba la versión del suicidio, contraria a la oficial, difundida por Mary Welsh, la viuda, quien declaró públicamente que había sido un accidente, versión ésta que sólo sería plenamente aceptada hasta tres años más tarde. Titulada "Un hombre ha muerto de muerte natural", la nota no volvió a aparecer en prensa periodica ni en libros, hasta ahora que la publica CAMBIO, con motivo del centenario de Hemingway que se celebrara en este mes de julio.
Esta vez parece ser verdad: Ernest Hemingway ha muerto. La noticia ha conmovido, en lugares opuestos y apartados del mundo, a sus mozos de café, a sus guías de cazadores, a sus aprendices de torero, a sus choferes de taxi, a unos cuantos boxeadores venidos a menos y a algún pistolero retirado.
Mientras tanto, en el pueblo de Ketchum, Idaho, la muerte del buen vecino ha sido apenas un doloroso incidente local. El cadáver permaneció seis días en cámara ardiente, no para que se le rindieran honores militares, sino en espera de alguien que estaba cazando leones en Africa. El cuerpo no permanecerá expuesto a las aves de rapiña, junto a los restos de un leopardo congelado en la cumbre de una montaña, sino que reposará tranquilamente en uno de esos cementerios demasiado higiénicos de los Estados Unidos, rodeado de cadáveres amigos. Estas circunstancias, que tanto se parecen a la vida real, obligan a creer esta vez que Hemingway ha muerto de veras, en la tercera tentativa.
Hace cinco años, cuando su avión sufrió un accidente en el Africa, la muerte no podía ser verdad. Las comisiones de rescate lo encontraron alegre y medio borracho, en un claro de la selva, a poca distancia del lugar donde merodeaba una familia de elefantes. La propia obra de Hemingway, cuyos héroes no tenían derecho a morir antes de padecer durante cierto tiempo la amargura de la victoria, había descalificado de antemano aquella clase de muerte, más bien del cine que de la vida.
En cambio, ahora, el escritor de sesenta y dos años, que en la pasada primavera estuvo dos veces en el hospital tratándose una enfermedad de viejo, fue hallado muerto en su habitación con la cabeza detrozada por una bala de escopeta de matar tigres. En favor de la hipótesis de suicidio hay un argumento técnico: su experiencia en el manejo de las armas descarta la posibilidad de un accidente. En contra, hay un solo argumento literario: Hemingway no parecía pertenecer a la raza de los hombres que se suicidan. En sus cuentos y novelas, el suicidio era una cobardía, y sus personajes eran heroicos solamente en función de su temeridad y su valor físico. Pero de todos modos, el enigma de la muerte de Hemingway es puramente circunstancial, porque esta vez las cosas ocurrieron al derecho: el escritor murió como el más corriente de sus personajes, y principalmente para sus propios personajes.
En contraste con el dolor sincero de los boxeadores, se ha destacado en estos días la incertidumbre de los críticos literarios. La pregunta central es hasta qué punto Hemingway fue un grande escritor, y en qué grado merece un laurel que a él mismo le pareció una simple anécdota, una circunstancia episódica en la vida de un hombre.
En realidad, Hemingway sólo fue un testigo ávido, más que de la naturaleza humana, de la acción individual. Su héroe surgía en cualquier lugar del mundo, en cualquier situación y en cualquier nivel de la escala social en que fuera necesario luchar encarnizadamente no tanto para sobrevivir cuanto para alcanzar la victoria. Y luego, la victoria era apenas un estado superior del cansancio físico y de la incertidumbre moral.
Sin embargo, en el universo de Hemingway la victoria no estaba destinada al más fuerte, sino al más sabio, con una sabiduría aprendida de la experiencia. En ese sentido era un idealista. Pocas veces, en su extensa obra, surgió una circunstancia en que la fuerza bruta prevaleciera contra el conocimiento. El pez chico, si era más sabio, podía comerse al grande. El cazador no vencía al león porque estuviera armado de una escopeta, sino porque conocía minuciosamente los secretos de su oficio, y por lo menos en dos ocasiones el león conoció mejor los secretos del suyo. En El viejo y el mar -el relato que parece ser una síntesis de los defectos y virtudes del autor- un pescador solitario, agotado y perseguido por la mala suerte, logró vencer al pez más grande del mundo en una contienda que era más de inteligencia que de fortaleza.
El tiempo demostrará también que Hemingway, como escritor menor, se comerá a muchos escritores grandes, por su conocimiento de los motivos de los hombres y los secretos de su oficio. Alguna vez, en una entrevista de prensa, hizo la mejor definición de su obra al compararla con el iceberg de la gigantesca mole de hielo que flota en la superficie: es apenas un octavo del volumen total, y es inexpugnable, gracias a los siete octavos que la sustentan bajo el agua.
La trascendencia de Hemingway está sustentada precisamente en la oculta sabiduría que sostiene a flote una obra objetiva, de estructura directa y simple, y a veces escueta inclusive en su dramatismo. Hemingway sólo contó lo visto por sus propios ojos, lo gozado y padecido por su experiencia, que era al fin y al cabo lo único en que podía creer. Su vida fue un continuo y arriesgado aprendizaje de su oficio, en el que fue honesto hasta el límite de la exageración: habría que preguntarse cuántas veces estuvo en peligro la propia vida del escritor, para que fuera válido un simple gesto de su personaje.
En ese sentido, Hemingway no fue nada más, pero tampoco nada menos, de lo que quiso ser: un hombre que estuvo completamente vivo en cada acto de su vida. Su destino, en cierto modo, ha sido el de sus héroes, que sólo tuvieron una validez momentánea en cualquier lugar de la tierra, y que fueron eternos por la fidelidad de quienes los quisieron.
Esa es, tal vez, la dimensión más exacta de Hemingway. Probablemente, éste no sea el final de alguien sino el principio de nadie en la historia de la literatura universal. Pero es el legado natural de un espléndido ejemplar humano, de un trabajador bueno y extrañamente honrado, que quizá se merezca algo más que un puesto en la gloria internacional

Nunca hay que perder nuestra inocencia

Pablo Neruda es un poeta chileno galardonado con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nobel de Literatura. También se desempeñó como diplomático y fue miembro activo del partido comunista, compromiso político que muchas veces se ve plasmado en sus obras. Pablo Neruda es el poeta más buscado en internet en la actualidad. Ampliamente conocido por sus obras Veinte poemas de amor y una canción desesperada y sus Cien sonetos de amor, también es el autor de poemas tales como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre tantas otras.


"AL PIE DESDE SU NIÑO"
El pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.

Pero luego los vidrios y las piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.

Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.

Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.

Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.

Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.

Recomendando una gran novela de Mario Benedetti llamada "La borra del café"


....Como editores de películas, tomamos de las fotografías familiares la imagen de una abuela que murió cuando ni siquiera habíamos tenido oportunidad de celebrar el primer cumpleaños. Obviando este detalle minúsculo, le otorgamos movimiento y voz. Usamos fragmentos de las conversaciones de tíos y padres para elaborar un guión que conduzca la historia que queremos. Empleamos algún objeto como utilería y los lugares conocidos como foro. Así la casa de los abuelos y la frazada tejida a mano para celebrar nuestra llegada al mundo, hace que nos sea posible recordar a esa abuela que tejía por las tardes, para nosotros, junto a la ventana siempre soleada.
....Recordar es volver a vivir, dicen. Pero más apropiado sería afirmar que recordar es soñar, soñar que vivimos, al menos de una forma particular. Uno de estos sueños es lo que nos regala Mario Benedetti en La borra del café.
....Siguiendo la narración, Benedetti nos hace vivir con Claudio -el joven protagonista de la novela- esa reconstrucción de los recuerdos entrañables de la infancia y la juventud temprana. Suma de anécdotas y episodios, contados de la misma manera en que solemos recordar: en trozos, significando episodios, en fin, fragmentariamente. Lejos de pretender una narración continua, simulacro resumido de toda una vida, el autor nos propone un paseo por un ajeno pasado que, al ser evocado, inevitablemente nos remite a la propia remembranza.
....Con toda intencionalidad, en La borra del café Benedetti estructura un discurso que se ha mimetizado para adoptar la forma de la remembranza. Suma de acontecimientos acompañados con las inevitables interpretaciones. Los absurdos de aquello que ha perdido contexto y vigencia. Adición de detalles en apariencia inconexos, pero que por alguna razón han quedado como marca indeleble en la memoria. Un humor nacido del poder mirar atrás cuando lo trágico ya no nos toca y se trastoca en cómico.
....Leer La borra del café, garantiza la inmersión en el propio recuerdo. Aun contra su voluntad, es bastante probable que al leer sobre alguna de las tías de Claudio, regrese a su mente algún grato acontecimiento del pasado. Igual sucederá con aquella mudanza, el primer beso, los paseos con el abuelo, la pelea iniciada por un juego.
....Ligera y grata será la lectura de esta novela ofrecida en capítulos breves. Inmejorable para acompañar el rato anterior a la entrega del cuerpo al reposo. Fermento ideal para terminar de amasar un sopor en el que soñará un recuerdo, o quizá recordará un sueño.
....Como plusvalía, La borra del café nos habla con ese grato modo que tienen los uruguayos para usar el castellano. Tan es así, que el autor dedica el libro no a una compañera, la hija o el cómplice de aventuras, sino a sus traductores.

Ficha bibliográfica:
Benedetti, Mario: La borra del café. México, Punto de lectura, 2002. 224 pp.

Para los fanáticos de La Metamorfosis por Franz Kafka



DISFRUTEN ESTE GRAN CORTO

Poema "Te quiero" por Mario Benedetti



DISFRUTENLO SOLO PARA ENAMORADOS....

Poema de Mario Benedetti para el "Che" Guevara

"Che 1997"

 

Lo han cubierto de afiches /de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada

han decidido usarlo como epilogo
como última thule de la inocencia vana
como anejo arquetipo de santo o satanás
y quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mando no entienda
que treinta años después sigue bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre

Conoscan sobre Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez



Gabriel García Márquez con el premio Nobel
       Los invitamos a realizar un corto, pero interesante viaje a través de la vida de este hombre: Gabriel García Márquez. Nace el 6 de marzo de 1928 en un pequeño pueblo de la costa atlántica de Colombia llamado Aracataca Gabriel García Márquez. Es criado por sus abuelos; asiste al Colegio San José de Barranquilla. Después de terminar su secundaria comienza a escribir una novela que en un principio titula "La casa" (Por esta época lee a Kafka y a Joyce). Relato de un Náufrago        Luego viaja a Cartagena donde ingresa a la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Bogotá. Publica en El Espectador su primer cuento, "La tercera resignación". Deja la carrera del derecho y se inicia en el periodismo. Trabaja en el diario el Universal. Publica "Eva está dentro de su gato", "Tubal-Caín forja una estrella", "La otra costilla de la muerte" en El Espectador.
       Después de varias obras que publica en los distintos periódicos donde trabajó publica su primera novela: “La hojarasca” en 1955. A ésta le sigue un libro de cuentos, “Los funerales de la Mamá Grande” en 1961. Pero su consagración literaria se produce con "Cien Años de Soledad" con la que se gana el premio Nobel en 1982. En el año de 1957, termina de escribir "El coronel no tiene quien le escriba". Noticia de un Secuestro, su más reciente novela Para Márquez los años entre 1961 y 1965 son un período de silencio literario, pero ya en enero de 1965 decide volver a la literatura; por lo cual se encierra a escribir la novela "Cien años de Soledad".

       Ésta llega a tener gran éxito y muestra de ello es que esta primera edición se agota en pocos días. La crítica delira en entusiasmo y la fama del libro trasciende pronto las fronteras del idioma, por lo cual editores extranjeros comienzan a disputárselo. Del amor y de otros demonios, escrita en 1994
       Publica en 1970, "El relato de un náufrago", recopilación de reportajes aparecidos en El Espectador en 1955. Además publica en Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, el cuento "Un señor muy viejo con unas alas enormes". Es importante recordar que en 1977, Estados Unidos reconoce la soberanía de Panamá sobre el Canal; tratado Torrijos-Carter. En este año de 1978, Gabriel García Márquez es invitado a Washington para la firma del Tratado. En 1984, publica el artículo: "¿Cómo se escribe una novela?".
       En 1985, se da a conocer aún más por su novela "El amor en los tiempos del cólera". En 1991 da lugar a la publicación de "Doce cuentos peregrinos". Su última novela fue “Noticia de un Secuestro” que parece más bien un recuento periodístico y por esto ha dejado un pequeño vacío a sus lectores.
       Después del viaje que hemos realizado, con esta lectura, por la trayectoria de este gran escritor podemos sacar conclusiones a cerca del porqué de su fama y renombre.

Funcion de Los Justos, no se la pierdan!

La obra de los Justos de Albert Camus en el teatro de Cámara de Bellas Artes. Esto es en Hidalgo S/N Centro Universitario.
Las funciones son lunes, martes y miércoles a las 8.00 pm
Del 14 de marzo al 13 de Abril
Entrada  $ 80.00
Descuento a maestros , estudiantes $ 40.00

NO FALTEN!!