martes, 31 de mayo de 2011

CRITICANDO

Critica de Reforma hacia Nueva York, Te Amo

En definitiva a cineastas como Woody Allen, Martin Scorsese, Spike Lee y Abel Ferrara, se les debe la incorporación de Nueva York como personaje del imaginario fílmico más allá del simple telón de fondo. No obstante, la trascendencia visual de la ciudad va más allá de aquellos nombres de prestigio, para trastocarse en un ente vivo que respira a través de un ecléctico grupo de personajes en el filme colectivo Nueva York, te amo (Francia-Estados Unidos, 2009). La cinta es producida por Emmanuel Benbihy, quien continúa con su proyecto titulado 'Ciudades del amor', iniciado con París, te amo (2006). A diferencia de aquella, se ha optado por reducir el número de episodios y realizadores y se ha permitido el paso de personajes de un capítulo a otro para mantener una cierta unidad a través de las casi imperceptibles transiciones a cargo de Randall Balsmeyer, especialista en el diseño de títulos de cintas como Los límites del control, o La hora 25. Aquí, once cineastas de todo el mundo, varios de ellos ligados al cine de arte e independiente, como Faith Akin, Mira Nair, Jiang Wen, Joshua Marston, dedican 8 minutos a cada viñeta que tiene como escenario algún punto reconocible en la geografía de una ciudad extrema como Nueva York. Chinatown, Central Park, Manhattan, Coney Island, Brooklyn. Sus calles, puentes, monumentos y edificios como el Empire Estate Building o la Estatua de la Libertad, sus estaciones del Metro y sus taxis. Los escenarios de la Gran Manzana con sus escalinatas, bares y viejos edificios, su ambiente cosmopolita y seductor, se trastocan en ejemplos de ingeniosos gags, como aquel duelo entre hábiles carteristas (Hayden Christensen y Andy García) o el episodio del farmacéutico (James Caan), su hija paralítica (Olivia Thirlby) y el jovencito obligado a llevarla a su baile de graduación (Antón Yelchin). Y algunos en pequeñas y sensibles joyas como el episodio de la pareja de frágiles ancianos (Eli Wallach y Cloris Leachman, magníficos) y su peregrinar a un Coney Island tomado por adolescentes, o aquel de la cantante de ópera y su encuentro y remembranza fantástica con el botones ruso de un hotel (Julie Christie, Shia LaBeouf y John Hurt), en un filme atractivo aunque disparejo, en el que se resiente la presencia del Bronx o Harlem.
Por Rafael Aviña

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